Por Breslev.co.il
Cuando Di-s ordenó a Abraham a circuncidarse le dijo:
«Y tú vas a guardar mi pacto («Brit»), tú y tus descendientes, por todas las generaciones» (Genesis, 17:9).
A raíz de este enunciado, la circuncisión fue siempre conocida como «el Pacto» – «Brit». A pesar de que la Torá utiliza la palabra «Brit» también en otros contextos, el uso más común de ésta palabra es el referido a la circuncisión. ¿Por qué? ¿Qué tiene de especial la circuncisión para merecer ser llamada «el Pacto», el acuerdo entre Di-s y el pueblo Judío?
El profeta Isaías (60:21) dice: «Y Tu pueblo son todos Tzadikim (Justos)». El Zohar (I:93a) pregunta como es posible decir que todos los judíos son Tzadikim cuando vemos que algunos no lo son. La respuesta es que el hecho de ser circuncidados y que circuncidan a sus hijos, eleva a los judíos a la categoría de Tzadikim.
En «Likutey Moharán» (I, 23), Rabi Najman también afirma que los judíos son todos Tzadikim por tener el «Brit», y Rabi Natan explica que el «Brit» aquí, se refiere a la circuncisión.
Sin embargo este «Brit», este pacto entre el judío y el Creador, no termina en la circuncisión. En esa misma enseñanza del «Likutey Moharán», Rabi Najman explica también que el judío que cuida su «Brit» es considerado «Tzadik» en relación con otro judío, que no ha alcanzado el mismo nivel de pureza con respecto al cuidado del «Brit». La circuncisión es el primer paso que introduce al hombre judío a la categoría de «Tzadik», ya que sin esta mitzvá él no puede llegar a tener una mínima conexión con los verdaderamente grandes Tzadikim.
Aún así, todo judío debe continuar cuidando y santificando su «Brit», evitando el uso inadecuado de esta parte de su cuerpo, la cual fue dedicada a la pureza y santidad en el momento que se cumplió el Precepto de la circuncisión.
En «Likutey Moharán» (I, 2 y 130) Rabi Najman cita al Zohar diciendo que la Mala Inclinación («Yetzer Hará») enfoca su influencia en los asuntos de moralidad. Una vez alguien le estaba contando a Rabi Najman sobre la grandeza de cierto Tzadik. Rabi Najman le preguntó: ¿Cómo se comporta él con respecto a aquel apetito?», El Jasid le contestó: «¿Cómo puede alguien saberlo?».
El Rabi le respondió: «¡Pero eso es lo esencial! Todos los demás apetitos pueden ser fácilmente superados, pero la verdadera grandeza de un Tzadik se mide según su purificación con respecto a aquel deseo » (Jayei Moharán, 601).
En «Likutey Halajot» (Hiljot Kidushín 3:3, Hiljot Najalot 3:2) Rabi Natan escribe que hay miles y miles de niveles en la santificación del «Brit». Cada persona debe rezar y luchar por alcanzar la perfección, sin embargo, el primer nivel consiste en observar todas las leyes de la Torá (Escrita y Oral) concernientes a asuntos de moralidad y relaciones matrimoniales.
El libro «La Senda de los Justos» («Mesilat Yesharim») del Rabi M. Luzzato (cap. 18) dice que el nivel de «Jasidút» corresponde al cumplimiento de los Preceptos de la Torá más allá de lo obligatorio para todo judío. Pero un «Jasid» que ama a su Creador, busca ampliar su campo de obligaciones, de manera que aumente la complacencia que le cause a El.
Rabi Najman de Breslev (Likutey Moharán I, 11) señala que existen 2 formas de cuidar el «Brit»:
1) Absteniéndose de las relaciones prohibidas por la Torá.
2) Santificándose aún más allá de ese nivel.
La primera categoría es llamada «Unión Baja» (Yijudá Tata’á) la cual corresponde al versículo que decimos en la plegaria «Bendito sea el nombre de Su reinado glorificado para toda eternidad» («Baruj Shem Kevod Maljuto Le’olam Va’ed»). La segunda categoría se llama «Unión Alta» (Yijuda Ila’á) y corresponde al versículo «Oye, oh Israel» («Shemá Israel»).
La Torá no espera que todo judío alcance la pureza de los grandes Tzadikim (Justos), pero todavía no debemos dejar nuestro nivel de pureza estático, y se espera de nosotros continuar constantemente purificándonos y elevándonos, tanto en el área del pensamiento, como del habla y de las acciones.
En Likutey Moharán (II, 48), Rabi Najman escribe que cada movimiento que aleje al hombre del mundo material y lo acerque a Di-s es «muy valioso». Un minúsculo progreso de la persona en este mundo constituye un inmenso avance en el Cielo. Rabi Najman nos ilustra esto con un cuento (Los Relatos del Rabi Najman, #16 – «El Santo Melancólico»), donde nos relata sobre un Tzadik (Justo) que atravesó miles de millas en los mundos elevados del Cielo pero cuando regresó a la tierra se encontró que estaba muy cerca de su punto original de partida.
Por lo tanto que el nivel de la espiritualidad del hombre no es estática, así como tenemos la posibilidad de elevarnos, corremos también el peligro de caer. Es importante aprender a contemplar esa posibilidad para estar preparados y ser capaces de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para no descender más bajo de los mínimos límites que nos impone la Torá.
Al mismo tiempo, en las caídas, no debemos nunca perder las esperanzas, ya que de ahí podemos ascender nuevamente a alturas aún más elevadas del nivel que habíamos alcanzado previamente. Muy frecuentemente, un descenso es una preparación para un avance significativo, como lo recuerdan a menudo Rabi Najman y Rabi Natan en sus escritos.
Si una persona no logró frenar su caída a tiempo y llegó a transgredir claras prohibiciones, tiene que estar preparada incluso para ello. En Likutey Moharán )II, 12) Dice Rabi Najman, que en las más bajas profundidades, cuando la persona se siente atrapada en el fango, justo allá, tiene la posibilidad de alcanzar los más altos niveles de santidad que están ocultos ahí – pero solamente si se ha propuesto firmemente buscar a Di-s.
No solo que la desesperación no tiene ningún sentido, sino también puede llevar a la persona a hundirse aún más profundamente. La pregunta es: ¿Cómo puede uno no desesperarse entendiendo la seriedad de tales transgresiones morales? ¡¿Cómo es posible no desesperarse cuando está escrito en el Zohar (219b) que el arrepentimiento no ayuda con respecto al pecado de Er y Onán, el pecado del «Brit»?!
Rabi Najman nos aclara (Conversaciones del Rabi Najman, 71) que el Zohar en esto no debe ser entendido literalmente. El arrepentimiento siempre ayuda, y lo más importante es no repetir el error cometido.
Rabi Najman declaró que el daño causado por estas transgresiones puede ser rectificado por completo por medio del arrepentimiento, la sumersión en la Mikve y la recitación de los Diez Salmos específicos (16, 32, 41, 42, 59, 77, 90, 105, 137, 150). (Tzadikim anteriores a él intentaron encontrar caminos para rectificar este pecado, por ejemplo el «Shlá» y «Yesod Yosef» del Rabi Yosef Ben Shlomo de Posen, quien abordó ampliamente este tópico.
Pero ellos no garantizaron que sus recomendaciones corrijan por completo estas transgresiones). Después de esto, la persona debe continuar en su lucha por la perfección, sin volver a preocuparse más por ese episodio.
Estos Diez Salmos son conocidos como el Tikún Haklalí. En Likutey Moharán (I, 29), Rabi Najman explica que la rectificación de todas las transgresiones de una persona es sumamente difícil, pero si esta logra rectificar las transgresiones asociadas con el Brit, el cual incluye en sí todas las demás transgresiones, entonces, las habrá rectificado todas. Es por esto que la rectificación del Brit es denominada Tikún HaKlalí que su traducción literal es «La rectificación general».
Además, Rabi Najman declaró que estos Diez Salmos tienen un poder especial y prometió ante dos testigos, que toda persona que los recite al lado de su tumba en Uman y dé una moneda para caridad (una mínima donación) en su honor, entonces Rabi Najman personalmente va a hacer todo lo que esté a su alcance para ayudar a esa persona a escapar de las profundidades, sin importar cuan profundo haya caído.
Si deseas descargar el Tikun Haklalí puedes hacerlo Aquí