El signo de Piscis, en el calendario judío, marca un periodo de sublime espiritualidad, en el que el hombre tiene la posibilidad de trascender el nivel corporal con los poderes espirituales del alma.

 

Es notable como la astrología resalta esta idea en la personalidad del individuo de Piscis que en términos generales posee la característica de querer evadirse de la realidad, consiguiéndolo en muchas ocasiones en forma negativa a través del alcohol o las drogas.

 

Los dos peces que representan al mes de Adar, cuyas caras se enfrentan la una a la otra, se dirigen según la astrología una hacia el signo de Acuario (Shevat) significando su gran deseo de perfeccionamiento y rectificación en el campo material y la otra hacia el signo de Aries (Nisan), lo cual simboliza el deseo de trascender el ambiente material y obtener un despertar de la conciencia espiritual. Así, entonces, un pez significa la perfección en el plano material, y el otro, la eternidad del alma.

 

En el judaísmo los dos peces simbolizan a Mordejai y a Esther, que con su pureza y santidad guiaron al pueblo judío hacia el arrepentimiento trayendo la salvación, y la adquisición de logros espirituales.

 

Los peces en el agua también simbolizan a Israel y la Torá; así como el pez solo puede vivir en su medio propicio, el agua, también Israel vive solo por medio de la Tora. Esto se manifiesta claramente en Purim, cuando los judíos se salvaron de la muerte aceptando la Torá durante este mes. En los dias de Mordejai y Esther los judíos atravesaron en Adar por un cambio trascendental en su nivel espiritual, a raíz del arrepentimiento completo y el recibimiento de la Torá por amor. Como esta escrito: “Los judíos se apoyaron en ella, y la aceptaron”, (Meguilat Esther 9:27).

 

El nombre del mes, Adar, se deriva de la palabra “adir”, que significa nobleza y poder, y simboliza la revelación de D-os con su nobleza y poder; tal como aparece en el versículo de salmos 3:4 “Adir bamaron Hashem” “D-os en las alturas es Todopoderoso”

 

La constelación del pez es la estación final, el último mes del calendario hebreo, y, a nivel personal constituye un símbolo del propósito del hombre. En el Midrash Tanjuma, el hombre es descrito como un pez cuyo deleite está en las aguas del cántaro (dli/acuario) y cuyo alimento esta a disposición. El come para siempre del árbol de la Vida y bebe de las aguas del Afarsimón (fragancia, aroma) en compañía de los justos. 

 

Es la imagen del hombre que emerge de las limitaciones y ocultamiento del mundo material. Incluso cuando el hombre ha perdido su camino, olvidando su origen y su misión en este mundo, tiene siempre la posibilidad de un ‘Adar’ para encontrar el camino de regreso a casa. Los eventos del mes: la festividad de Purim, y el día de la muerte de Moshé sumado al símbolo de la constelación: el pez, constituyen el modelo para emerger del sistema de ocultamiento y constricción que caracterizan al mundo material hasta alcanzar la futura redención y la vida eterna. 

 

Fuentes: Signs of the times. Erlanger La guia energetica/febrero. Dany Karpuj Israel y el Zodiaco. Glazerson

 

 

 

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