Selección extraída del libro “Nosotros y el tiempo” escrito por Rab Eliahu Kitov
Kislev es el nombre babilónico del mes. Las Escrituras se refieren a éste como “el noveno mes” (Jagai 2:10), pues es el noveno a partir de Nisán.
El símbolo astrológico del mes de Kislev es el arco, como el arco iris que se ve en el cielo cuando llueve en un día soleado. En efecto, el primer arco iris que se vio después del Diluvio, apareció en el mes de Kislev. El versículo expresa (Génesis 9:12 13): “Y Di s dijo, ésta es la señal del pacto que he puesto entre Mí y vosotros, y entre todo ser viviente que está con vosotros para la eternidad. Mi arco he puesto en las nubes, y será la señal del pacto entre Mí y la tierra.” Estas palabras fueron dichas a Nóaj al principio o hacia la mitad del mes de Kislev, pues Nóaj salió del Arca el día 28 de Jeshván. Luego construyó un altar, como expresa el versículo (ibíd. 8:20): “Y Noaj construyó un altar para Di s y tomó de todo animal puro y de toda ave pura, y sacrificó holocaustos en el altar. Esto tuvo lugar durante los últimos días del mes de Jeshván. Al comienzo del mes de Kislev, Di-s bendijo a Nóaj; le permitió comer carne, le prohibió el derramamiento de sangre humana, estableció con él un pacto de vida, y le mostró el arco iris.
Rosh Jodesh Kislev se celebra a veces durante dos días y otras durante uno solo. Como se explicó anteriormente, el mes de Jeshván puede ser completo [de 30 días] o incompleto [de 29 días]. Cuando Jeshván es completo, Rosh Jodesh Kislev consta de dos días -el 30 de Jeshván y el 1 de Kislev-. Cuando Jeshván es incompleto, Rosh Jodesh Kislev consta de un solo día, el primero de Kislev.
Cuando los meses eran consagrados por el beit din (Tribunal) en base al testimonio de testigos que habían visto la Luna Nueva, la corte enviaba mensajeros hacia todas las comunidades alejadas de Jerusalén para informarles sobre la consagración del nuevo mes. Estos emisarios eran enviados solamente en aquellos meses que contenían alguna Festividad, para que dichas comunidades supieran cuándo debían celebrarla. Desde la época de los Hasmoneos en adelante, cuando el beit din consagraba el mes de Kislev, los mensajeros salían de Jerusalén para anunciar acerca de la santificación y cuándo acaecería Janucá, pues también Janucá es considerada una Festividad pese a que su observancia es de origen rabínico.
Janucá
Los ocho días de la Festividad de Janucá comienzan el 25 de Kislev, y en cada una de sus noches se encienden velas.
El Talmud (Shabat 21b) explica:
¿Qué es Janucá? Nuestros Sabios enseñaron: Desde el día 25 de Kislev se observan ocho días de Janucá durante los cuales no se pronuncian discursos fúnebres por personas fallecidas y no se permite ayunar. Porque cuando los griegos ingresaron al Santuario, profanaron todos los aceites [utilizados para encender su candelabro, la Menorá]. Y cuando la Dinastía Hasmonea se impuso y los derrotó, buscaron y no encontraron sino una única tinaja de aceite que conservaba intacto el sello del Kohén Gadol (Sumo Sacerdote) y cuya cantidad bastaba para encender la Menorá sólo durante un día. Pero se produjo un milagro y pudieron encenderla durante ocho. Al año siguiente, estos fueron establecidos como días festivos de alabanza y agradecimiento.
Durante la época del segundo Beit HaMikdash, los monarcas griegos promulgaron severos decretos contra el pueblo de Israel, declarando ilegales sus prácticas religiosas y prohibiendo el estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot. Robaron su dinero y secuestraron a sus hijas, entraron al Santuario y lo devastaron, profanando todo lo que era ritualmente puro. Causaron honda aflicción al pueblo judío y lo oprimieron, hasta que el Di s de nuestros padres Se apiadó de ellos y los salvó de las garras de sus enemigos. La Dinastía Hasmonea -los Jashmonaím, que eran Kohaním Guedolím (Sumo Sacerdotes)- prevaleció y los aniquiló, salvando a Israel de sus manos. Entonces nombraron a un rey de entre los kohaním, y el reino de Israel fue restaurado por más de doscientos años, hasta la destrucción del segundo Beit HaMikdash.
Fue un día 25 en el mes de Kislev cuando los judíos se impusieron y derrotaron a sus enemigos. Cuando ingresaron al Santuario, sólo encontraron un único recipiente [de aceite] puro. Contenía combustible suficiente apenas para un día, pero pudieron encender con éste las luces de la Menorá durante ocho, hasta que prensaron olivos y extrajeron aceite puro (Rambam, Leyes de Janucá 3:2).
Los Sabios de aquella generación decretaron entonces que esos ocho días, a partir del 25 de Kislev, fueran de regocijo y alabanza, y que durante cada una de esas ocho noches se encendieran luces a la entrada de las casas para difundir el milagro. Estos días son denominados Janucá [inauguración, consagración], palabra compuesta por janú [descansaron] y cá [el veinticinco], pues en el día 25 de Kislev descansaron de la batalla librada contra sus enemigos.
El Talmud (ibíd.) señala que los días fueron designados para “alabanza y agradecimiento”. Cumplimos con el deber de “alabanza” diciendo el Halel completo en Shajarit (la Plegaria de la Mañana) durante los ocho días de Janucá, y con el de “agradecimiento” recitando la plegaria de Al HaNisím (“Y [Te agradecemos] por los milagros…”) incluida en el Shemoné Esré y el Birkat HaMazón (la Bendición para Después de la Comida).