El día 10 de Tishrei celebramos Iom kipur, el Día del Perdón. En este día sagrado, las personas se presentan ante el Creador del universo, orando y excusándose por las faltas cometidas durante el año, y Éste, en un acto de total misericordia, perdona a sus criaturas.
Aunque esta remisión no incluye las faltas perpetradas entre un individuo y su prójimo. Pues las mismas no son expiadas en Iom Kipur, a menos que el que cometió la infracción ofrezca sus disculpas y se reconcilie con su compañero.
Estos dos pasos, la reconciliación con Dios y con el prójimo determinarán la suerte que uno correrá en el año entrante. Por tal razón, si es nuestra intención que el Creador dictamine que este año sea bueno para nosotros, en ese caso, es menester tomar la iniciativa. Será necesario realizar una introspección, reflexionar y determinar sin demoras cuáles serán las mejoras que incorporaremos a nuestro comportamiento.
Estas rectificaciones asumidas, deberán orientar básicamente a la obtención de una conducta correcta y honorable, tanto frente a Dios, como frente a nuestros semejantes.
De esta manera lograremos superarnos individualmente, y también cooperaremos con los demás. Ya que a través de nuestra mejora personal, aportaremos nuestro granito de arena para lograr una sociedad unida, en la cual sea posible vivir todos juntos, compartiendo cosas, conviviendo pacíficamente en un clima de armonía y respeto, haciendo la voluntad de Dios.
De lo dicho resulta, que antes del comienzo de Iom Kipur, cada uno deberá estar ya preparado para asumir la mejoría que planificó. Por tal razón, nada mejor que aprovechar estos días previos, para hacer una revisión de nuestra conducta que tuvimos durante el año transcurrido. Esto nos permitirá tomar conciencia de los errores cometidos y planear acertadamente el futuro.
Esta evaluación mencionada resulta muy productiva. Permitirá encontrar errores olvidados o inadvertidos, a los cuales será posible corregir, lográndose una considerable superación personal.
Por ejemplo, es posible que nos percatemos de haber prometido en el pasado algo a alguien y aun no dimos cumplimiento a tal promesa. O quizá, en nuestra introspección practicada hemos detectado haber dañado a otros individuos a través de palabras emitidas por nuestras bocas. También es posible advertir un sufrimiento causado a nuestro prójimo de alguna otra manera y aun no hicimos nada para consolarlo. En cualquiera de esos casos, es nuestro deber llegar hasta el damnificado y pedirle disculpas. Entonces, el Todopoderoso verá nuestro proceder, y se comportará con nosotros exactamente de la misma manera piadosa y misericordiosa como lo hicimos con nuestros semejantes.
Asimismo, si sabemos que hay en nuestro poder dinero mal habido, producto de operaciones fraudulentas, es menester reparar eso antes de Iom Kipur. El mismom proceder debe seguirse en caso de haber comprado cosas que no hemos pagado aun, como así si debemos dinero a alguno de nuestros semejantes.
No obstante, aunque abonemos lo adeudado, es necesario pedir disculpas a nuestro prójimo. La razón es por haberlo afligido durante tanto tiempo, no finiquitado la deuda en término, como era lo más correcto hacer. (Shulján Aruj Oreaj Jaim 606 – Mishná Brurá)
Esta es la base de lo que hay que hacer para que el año que entra sea bueno y próspero. Si tenemos éxito en esta empresa, podremos estar seguros de que el Creador nos beneficiará enormemente, concediéndonos nuestros pedidos. Esto, sin necesidad de atravesar situaciones amargas o penosas para conseguir aquello que precisamos para continuar con nuestra vida, ya se trate de sustento, salud, o cualquier otro tipo de necesidad.
Ser como Angeles
Si triunfamos y logramos este requisito citado, consistente en hacer las paces con nuestros semejantes, y decidir llevar desde ahora en más una conducta correcta frente a Dios, seguramente el año que entra estará colmado de bendiciones. La elevación que se experimenta en Iom Kipur, el día más sagrado del año, es grandiosa. En este día, en el que nuestros pecados son perdonados, nos hallamos en un nivel sumamente elevado, por ello somos cómo los ángeles celestiales.
Es por ello, que para Iom Kipur se hacen muchas cosas que nos recuerdan esta elevación, y semejanza a los ángeles celestiales. Por ejemplo, en la comida anterior al ayuno de Iom Kipur, se estila comer panes redondos. La forma exacta de hacer estos panes es la siguiente: Se prepara masa para pan (para enriquecer la masa y tornarla más dulce en honor del día, puede añadirse frutas tales como pasas de uva).
Una vez que el amasijo está listo, se toma un trozo del mismo y se le da forma redondeada. Este pedazo será ubicado como centro del pan. Luego se toman seis trozos de masa, se les da también forma redondeada y se los pega alrededor del primero. Se introduce el pan al horno y al cabo de unos minutos quedan listos para ser consumidos.
Esta forma de los panes se asemeja a un cuerpo con seis alas, en representación de un ángel. Ya que acerca de los ángeles está escrito, que tienen seis alas. (Isaías 6: 2 – Taamei Haminaguim 731)