El nombre del mes lunar de Tamuz, correlativo a la constelación del signo de Cáncer, aparece por primera y única vez en toda la Torah en un texto del profeta Ezequiel, capitulo octavo (citaremos aquí solo la mención) «…Entonces El me trajo a la entrada del Templo de El Eterno que está al norte, y he aquí que había mujeres sentadas llorando por Tamuz…»

 

Por su parte, el sabio español Maimónides en su Guía de Perplejos aclara de un modo formidable el enigma de Tamuz, ubicándolo además dentro de un marco y un contexto histórico definido.

 

El mes de Tamuz es el tiempo en que uno tiene que «cubrir» sus ojos para ver solo aquello que es recatado y bueno.

 

«Sabido es que nuestro padre Abraham fue educado en la religión de los sabeos, los cuales creen que nos hay mas D-os que los astros… Cuando en el curso del presente capitulo te haya dado a conocer sus libros, que traducidos al árabe, tengo entre mis manos, así como sus antiguos anales, y te revele su doctrina y relatos, reconocerás que proclaman de modo explícito a los astros como divinidad, y al Sol, el dios supremo; asimismo que los siete planetas son dioses, pero las dos luminarias, los mayores…

 

En sus libros y anales encontrarás la historia de Abraham, nuestro padre, que cuentan al tenor siguiente: Abraham, educado en Kutha, con todos enfrentados por sostener que hay un Ente distinto del Sol… fue perseguido con diversas alegaciones, aduciéndosele, entre otras pruebas, que es clara y patente la acción del Sol sobre el universo, a lo que Abraham les replicó que es como la segur en manos del maderero.

 

Otros argumentos se mencionan contra ellos, y, como al final del relato, consignan que el rey redujo a prisión a nuestro padre Abraham, el cual, aun en la cárcel, continuó durante mucho tiempo argumentando contra ellos. Finalmente el monarca, temeroso de que Abraham menoscabara su gobierno y apartara a la gente de sus creencias religiosas, le desterró a Siria después de confiscarle todos sus bienes.”

 

En el citado libro se refiere, a propósito de un personaje entre los profetas de la idolatría, llamado Tamuz, que invito a cierto rey a adorar a los siete planetas y los doce signos del Zodíaco. Este rey le hizo morir de manera cruel, y se cuenta que la noche de su muerte todos los ídolos de las diversas regiones de la tierra se congregaron en el templo de Babilonia junto a la estatua de oro que representa al sol. Esta estatua, pendiente entre el cielo y la tierra, fue a colocarse en medio del templo, y todas las demás se situaron en derredor.

 

Pusose a pronunciar la oración fúnebre de Tamuz, y a relatar lo que le había acontecido; todos los ídolos lloraron y gimieron durante la noche entera, y en la alborada emprendieron vuelo y regresaron a sus templos en las diferentes comarcas de la tierra. De ahí procede la inveterada costumbre de gemir y llorar sobre Tamuz el primer día del mes de su nombre: son las mujeres quienes lo lloran y recitan elogio fúnebre. Reflexiona atentamente sobre todo eso y comprenderás que tales fueron las ideas de los hombres de entonces, pues la leyenda de Tamuz es de gran antigüedad entre los sabeos.»

 

Hasta aquí el texto de la Guía de Perplejos.

 

El mismo Abraham, padre de la nación hebrea, fue educado dentro del ambiente de idolatría de Tamuz. Maimónides nos demuestra que Abraham no crece libre de influencias sino que, por el contrario, estas fueron las teorías que aprendió de niño y este el aire de idolatría que respiró durante los primeros años de su vida. Por consiguiente todo su posterior trabajo ideológico, teológico y espiritual puede ser comprendido como un modo de enfrentarse y rechazar la educación recibida, y como un esfuerzo individual por alcanzar un monoteísmo puro.

 

El mes de Tamuz lleva el nombre de aquel profeta. Tal «coincidencia» sugiere que debido a que en este mes su influencia energética es muy poderosa, es a su vez el tiempo en que particularmente se lo recuerda y se lo añora.

 

En pocas palabras, Maimónides nos enseña que el mes de Tamuz es el tiempo de máxima influencia de idolatría, lo cual es evidente al considerar el nombre del mes.…quien considera que hoy esta influencia simplemente no existe es porque se encuentra tan profundamente inmerso en ella que ya no logra percibirla.

 

Los sabios nos enseñan que en cada generación la influencia negativa de la idolatría asume formas y ropajes diferentes y renovados. Vemos que en épocas anteriores la misma llevaba al hombre a servir prácticamente a dioses extraños a través de ritos, altares y sacrificios extravagantes. en nuestra época sin duda alguna ha asumido modos y estilos mas ocultos y complejos.

 

Tamuz, cuyo nombre se relaciona con el máximo profeta de la idolatría, indica que la influencia de este mes conduce a desviarse del camino correcto. No debe sorprender entonces que de acuerdo a la cronología bíblica, en este mes el pueblo de Israel comienza su inclinación mas profunda hacia la idolatría. Nos referimos al pecado del becerro de oro, el cual en ningún caso puede ser calificado como «un pecado mas» ya que los sabios místicos enseñan que no existe desgracia en el mundo que no este relacionada esencialmente con aquella desviación inicial.

 

En este mes, por lo tanto, especialmente debemos tomar conciencia plena del concepto de idolatría para intentar erradicar su influencia de nuestra persona y nuestra vida.

 

Aprovechemos el mes de Tamuz para que cada uno revise en un acto introspectivo su propia interioridad. Si la búsqueda es rigurosa y honesta descubrirá que sus sótanos se encuentran habitados por una infinidad de ídolos y de dioses en los cuales depositamos ciegamente nuestra confianza.

 

Extraído del Calendario Cabalístico de Junio / Tamuz de Ben Itzjak. Editorial Edaf.

 

Este libro integra la colección del Club Hebreo del Libro

Pin It on Pinterest