El término hebreo que define a la palabra “Mikveh”, significa piscina o bien acumulación de agua. El único lugar en donde la Mikveh, como tal, se menciona específicamente en la Torá, es en el siguiente versículo (Levítico 11:36): “Solamente una fuente y un hoyo, una acumulación de agua será pura”. La Torá no efectúa un enunciado directo acerca de lo que es la Mikveh, ni habla tampoco de su uso. Sin embargo, como veremos más adelante, todos estos elementos están, en definitiva, incluidos en este versículo.
No obstante, el lugar en donde se enumeran todas estas reglas y leyes asociadas con la Mikveh, se hallan en la Torá Oral.
Es importante tomar conciencia en cuanto a que la Torá se compone de dos partes básicas. Una es la Torá escrita, la “Torá Shebijtab”, que es la que nos resulta familiar a todos. Este es el rollo de escritura de la Torá el cual se guarda y se lee en la sinagoga y que ha sido escrupulosamente copiado de generación en generación desde la primera Torá que fue escrita por Moisés.
La segunda parte de la Torá es igualmente importante, aun cuando no es tan conocida como la anterior. Es lo que se denomina la Torá Oral o no escrita, la “Torá She-Beal Peh”. En general, y durante unos 1500 años, la Torá Oral se transmitía del maestro al discípulo y sirvió como la base de la Mishna, la cual finalmente fue puesta por escrito, por el rabino Yehuda, El Príncipe, al comienzo del siglo tercero (era común). Más tarde se amplió con discusiones y comentarios dando lugar a la creación del Talmud. Todas las leyes Judías proceden de esta Torá Oral.
La necesidad de la Torá Oral se ilustra mejor a través de un simple ejemplo. Suponga que usted quiere ser sastre, y que yo deseo enseñarle las complejidades que existen en la confección de los sacos para hombre. Para cumplir con este cometido, existen dos caminos. El camino más difícil consistiría en redactar un texto acerca de cómo se confecciona un saco para que usted luego descifre una compleja serie de instrucciones. Un camino mucho más fácil y lógico sería mostrarle directamente cómo se confecciona un saco guiándolo a través de las diferentes etapas del aprendizaje. Después de varias lecciones prácticas, el resultado sería absolutamente claro. Un breve contacto personal puede lograr mejor su objetivo, que muchos libros.
Lo mismo es aplicable en cuanto al aprendizaje de la Torá. La descripción de una Mikveh podría llenar muchas páginas, como veremos más adelante. Aun así, daría lugar a malentendidos y errores. Esto es también válido para las intrincadas leyes que comprenden la observancia del Tefilín, el Tzitzit, el Kashrut o el Shabbat. En todos estos casos es mucho más simple y más preciso mostrar cómo se hace, que tratar de describirlo. Por eso una familia observante por ejemplo, conoce básicamente cómo cumplir el Shabbat. Si embargo, se necesita ser una persona instruida para dominar todo el material escrito que nos informará cómo conservar el Shabbat. Toda enseñanza de un modo de vida, se transmite mucho más fácilmente a través del ejemplo y la explicación hablada que a través de la palabra escrita.
Esta es una explicación posible de la razón por la cual en la Torá escrita, algunas de nuestras más comunes observancias se mencionan solamente en los términos más breves. Simplemente, no había necesidad de posteriores explicaciones más elaboradas puesto que el aprendizaje se efectuaba a través de la palabra hablada, y lo que se enseñaba era tan simple que no podía ser olvidado. Lo que se llevaba al papel escrito estaba referido a circunstancias más complicadas y que ocurrían rara vez. Dichas circunstancias tenían que estar detalladas por escrito pues de otra forma se hubieran olvidado, probablemente, de los pormenores.
Un buen ejemplo referido a leyes comunes que no fueran puestas por escrito, son los que incumben a la Mikveh. Cada comunidad poseía su Mikveh, cuyo uso era permanente. Por ello, los pormenores se preservaban mejor en forma oral.
Condiciones indispensables antes de una Mikveh.
Una acumulación de agua debe cumplir con seis condiciones indispensables antes de que pueda alcanzar el “status” de una Mikveh.
1 . La Mikveh debe componerse de agua. No se puede usar ningún otro líquido.
2. La Mikveh debe construirse ya sea dentro del suelo o bien tiene que ser parte integral del edificio construido sobre un terreno. No puede consistir en algún recipiente que pueda ser desconectado o que pueda ser llevado de un lado a otro, como ser, una bañera, un barril o un tonel.
3. El agua de la Mikveh no puede ser agua corriente. La única excepción a esta regla la constituye una fuente natural o bien un río cuya agua proviene principalmente de fuentes manantiales.
4. El agua no puede ser “extraída” (“Sha”uvim”). Es decir, el agua no puede ser llevada a la Mikveh con la intervención directa del ser humano.
5. El agua de la Mikveh no puede ser canalizada hacia la Mikveh mediante algo que pueda llegar a ser “impuro” (“Tameh”). Por esta razón, el agua no puede fluir hacia la Mikveh a través de caños o recipientes hechos de metal, arcilla o madera.
6. La Mikveh debe contener, por lo menos, 40 Sa-ah (aproximadamente 760 litros).
Mikveh en la Torá.
Es interesante observar cómo la Torá se refiere a estas leyes. Este ejemplo nos brinda una considerable idea acerca de cómo debe ser analizada la Torá, y de que manera, haciendo un análisis adecuado, confirma la Tradición Oral (La siguiente explicación es algo compleja y puede, si lo desea, ser obviada por el lector accidental).
(Las derivaciones de las leyes de la Mikveh dependen de una comprensión precisa y exacta de las palabras que se encuentran en el versículo de la Torá. Debido a su particularidad. Nota del editor Proyecto Identidad)
Por Aryeh Kaplan